Dualidad, elección.

¡Cuán cierto es que  "los opuestos se complementan"! ¡Hasta qué punto afirmar lleva implícita la negación y la elección el descarte! Nos es inconcebible lo que sea que no tenga un opuesto, algo específico a lo que diferenciarse, una tajante discrepancia con otro que valide que esto (y aquello) sí existe... No hay día sin noche, ni pobreza sin riqueza, ni odio sin amor, ni ganas sin desgano. No existe algo a lo que otro no se le oponga (aunque pueda que ningún otro se le parezca). 
Entiendo que es todo un tema de ambivalencias que parte de la idea "del bien y del mal" y que esa idea parte de la dualidad nata en la composición que percibimos de todos los seres y las cosas; entiendo entonces que, la elección de nuestro discernimiento va a ser quién incline la balanza (que juzga, compone y determina) al traducir nuestro resultado...

 Y como no veo necesidad de encontrar mis palabras para definir lo que unos tips en Wikipedia resuelven muy bien, copio/pego los principios del #YinYang que -básicamente- enseñan de lo que estoy hablando:

- Opuestos. Todo tiene su opuesto, aunque este no es absoluto sino relativo, ya que nada es completamente de una u otra forma. (ejemplo, el invierno se opone al verano, aunque en un día de verano puede hacer frío y viceversa)
- Interdependientes. No pueden existir el uno sin el otro.
- Pueden subdividirse, nuevamente, en yin y yang. Todo aspecto yin o yang puede subdividirse a su vez en yin y yang indefinidamente (ejemplo, un objeto puede estar caliente o frío, pero a su vez lo caliente puede estar ardiente o templado y lo frío, fresco o helado).
- Se consumen y generan mutuamente. El yin y el yang forman un equilibrio dinámico: cuando uno aumenta, el otro disminuye. El desequilibrio no es sino algo circunstancial, ya que cuando uno crece en exceso fuerza al otro a concentrarse, lo que a la larga provoca una nueva transformación (ejemplo, el exceso de vapor en las nubes (yin) provoca la lluvia (yang).
- Pueden transformarse en sus opuestos. La noche se transforma en día, lo cálido en frío, la vida en muerte. Sin embargo, esta transformación es relativa también (ejemplo, la noche se transforma en día, pero a su vez coexisten en lados opuestos de la tierra).
- En el yin hay yang y en el yang hay yin. Siempre hay un resto de cada uno de ellos en el otro, lo que conlleva que el absoluto se transforme en su contrario. 



Y así, como lo pensó un oriental A.C. creo que nos forma la misma esencia que da nacimiento a la muerte de la idea de que no somos parte de un todo previsto para encajar con el resto, nos encerraron en un laberinto lingüístico del que no pudimos valernos sin usarnos de proyecto y de error -y del cual hoy no sabemos diferenciarnos. Por eso creo -también- que desde que existe la comunicación estamos confundidos, pues partimos de la idea de que dos nos entendemos en el significado de un mismo símbolo como si éste fuese capaz de percibirse ajeno al discernimiento individual compuesto de experiencias irrepetibles de cada uno de los interlocutores... Como si pudiésemos unificar una balanza donde cada uno pondere distinto...

Y sin querer ahondar más en un tema del que ya mucho se escribió, y satisfecha de encontrarme en todas las esquinas de la contradicción, traigo como corolario -y para darle un poco de sonido- una letra de JG (1) que lo expresa muy bien:

"Con el mismo dedo que te toco el timbre puedo presionar tu herida,
Con la misma mano que te acaricio yo puedo meterte faca,
Con la misma que digo mamá, puedo anular tu autoestima,
Con el mismo empujón que te ayuda a crecer, puedo tirarte de la hamaca.  
 (...)
 
Y yo acá re puesto,
explicando que es esto,
de que los opuestos, 
que están dentro nuestro,
si bien son opuestos,
también son complementarios.
Dentro mío bailan Hitler y mahatma,
Buda y Sorba el griego,
Mariano Grondona y el Diego,
el amor y el dinero,
Dolina y el mono Mario.

Para hacerme responsable de mis facultades asesinas sufro y muero,
Para reírme hasta el llanto cada canto lloro hasta reírme a pleno,
Para mí que "menos", "más", "mejor", "peor", "muy", "tan", son trampas de la mente.
Para mí que clasifica lo inclasificable porque teme a la muerte."




(1) Juan Germán "Piti" Fernández, cantante de Las Pastillas del Abuelo y autor de la cita de la canción "¿Que pretendo no saber?" del CD "Crisis" del año 2008.